martes, 25 de enero de 2011

La posta posta. Posta


Hay rumores de que se viene matrix 4 & 5 en 3d. Las películas cada vez vienen con títulos que se parecen más a una ecuación que a un título.

Paren un poco muchachos! Van a estrenar "El diario de Bridget Jones 5, en 3d, 7.1 surround. THX" y la gente se va a calentar y se va a podrir todo, pero mal.
Imaginen 10.000.000 de espectadores mínimo en todo el mundo despues de ver a René Zellweger en 3d.

Te trasnforma en bolchevique automáticamente. Salís de la sala, quemás el complejo de cines y con justa razón, pero no te alcanza. Terminás copando un regimiento y desbancando al estado y el status quo.

No caigamos en eso. Y menos al pedo porque resulto que lo de matrix era chamuyo, pero groso chamuyo.

Keanu ya desmintió. Un groso de verdad.

miércoles, 19 de enero de 2011

TE CAGO LA VIDA CON ESTA IMAGEN

Free Image Hosting

Ves? vos pensabas que jamás ibas a ver el culo de Danny de Vito. Mucho menos envaselinado como está.
Esa es la magia del cine. Bah... en este caso es una macumba.

lunes, 17 de enero de 2011

La tecnologia tiene cara de boluda

Hace no muchos años si veíamos un tipo hablando y gesticulando por la calle por lo menos te sorprendías un cacho. Te dabas vuelta y lo mirabas como diciendo "upa que mal que está la gente", o algo así. Y si estabas con alguien de testigo, compartías la mirada complice y el "jeh!" de rigor.

Otros tiempos... hoy ante esta situación no dudás en pensar que se trata de una persona hablando con su "manos libres", descartando casi de inmediato la posibilidad de estar ante un chiflado errante que va haciendo públicas sus disertaciones ante imaginarias compañías.

No podemos negar que de todas formas seguimos pensando que el que va por la calle hablando por celular con auriculares es a ojos de muchos un auténtico boludo.
Nada tiene de malo hablar por teléfono en plena vereda, claro que no. Pero igual... en el fondo los gestos, las expresiones, esa apariencia de no estar hablando con nadie... todo le dice a nuestro instinto que ese individuo es un boludo.

El video a continuación es un "fake" , re fake... Pero totalmente posible... Gracias a la tecnología, algo que no es más que un síntoma de la inteligencia humana.


Ahora las caras que ponemos todos cuando usamos la tecnología... es parte de la boludez, y eso no es el síntoma, es la enfermedad.

Salud!


miércoles, 25 de agosto de 2010

Apetito forzado: 2 breves

Borgia


Se forjaba entre metales de un caldero, una sentencia de muerte.

Mi sentencia. Agitada en los vaivenes por el remanente tallado de un roble muerto.


Maridaba la tinta con esas carnes que para disimular una leve podredumbre, las manos gordas de Giorgetta, incrustaban contra pimientos, laureles y cebollas.


La pluma descansaba, pero no mis palabras. Pues cada letra, finalmente escrita era hermosa por certera, pero letal por la misma razón.


Al mismo tiempo esos jugos, esas manos malolientes, mis manos, mi mano escritora, la pluma y la tinta, simultáneamente entretejían mi muerte.


El caldero, que se me antojó forja, era redondo y se iluminaba pobremente sobre unas brasas. La redondez y las luces eran como las de un circo. No se me pudo antojar una comparación mejor. En ése circo sería devorado por un león con forma de estricnina.


Sin sangre, sin dentelladas. Pero con la misma pena y el mismo final. Mi verdad así lo prometía. Y cumplía implacablemente en el guisado.

El cordero destrozado chapoteaba entre nabos y ajos machacados. Se alojaban también perlas verdes que eran los guisantes devorados por el vapor. Y las intenciones de quien cocinaba esa última cena, no eran malas… no eran intenciones después de todo, eran simplemente órdenes del príncipe, de quien yo era flamante y en breve difunto enemigo.


Los tañidos cortos y agudos de una campanilla me convocaron. Otros más graves convocarían a mi sobrio y riguroso entierro.


La familia anfitriona concurrió sin más apetito que el de presenciar una venganza, que a su gusto era justa.

Yo perderé la vida. Los Borgia un enemigo.


El deformador de rostros


Tu disfraz llamativo, radiante y amarillo, parece un impermeable que te protege de todo mal. Tu alma se llueve en cualquier boca y en la mía en este instante hace llover mi saliva al mismo compás.

Al entrar entre mis dientes se nota en el gesto escandaloso e incontrolable, lo corrosivo y agrio en tu carácter.


Aún así tu perfume es codiciado y condiciona a muchos “se movientes”, “homínidos”, “bolsas de agua” que impunemente te rapiñan.


Perversamente tu madre presencia ese rapto en silencio y sin más espamento que agitarse un poco. Es quizás demasiado inferirle sensaciones al árbol, que a más jardines que ninguno es invitado.


¿Pero quién sabe todas las cosas que se esconden en el silencio de la savia?


Comerte es un divertido sacrificio, irresistible hasta para muchos niños. Morderte es una proeza simple. Es hincar una piel llena de arrugas. Es dejar salir tu sangre tan furiosa que es capaz de cocinar tejidos y tu sal que es poco más que un veneno.


Por esas cosas, muchas veces pienso que hasta las dulzuras que imitan tu sabor, son uno más de los insultos que te son arrojados por los hombres.


lunes, 8 de febrero de 2010

Lo que uno paga por un poco de frío, con tanto calor gratis.

La fetidez del calor fue el reproche que me hizo la ciudad por haber llegado tarde con el perfume de los aires de otra ciudad. La indiferencia de las calles de Buenos Aires un domingo a la noche es un síntoma frecuente. Pero esta vez era un claro y personalísimo mensaje a mi persona, un gesto que hacía de válvula a sus celos.

Caminé unas pocas cuadras desde San Nicolás hasta Retiro en fingida penitencia. Me gustaba saber, admito, que mi ciudad me celaba tierna y espamentosamente. Aunque en secreto.

Buenos Aires no se casa con nadie. Menos conmigo.

Yo tengo un amor. Una mujer. Como dicen que debe ser, una persona con otra persona. Sólo para disimular la locura de alguien que pretenda estar perdidamente enamorado de un conjunto de millones de almas que patinan entre surtidas baldosas.

Esa caminata breve y penitente era la expiación de mi pecado. Iba recorriendo con mis ojos su figura. Olvidándome de mi barato desliz, que esperaba repetir varias veces más.

Cansado, agotado absolutamente me recosté. Ella ya me había perdonado y me mimó con un milagroso callar de la avenida Córdoba y una brisa que entraba por la ventana del sexto piso que me abrigó con un frío exacto para sacarme a pasear en sueños por fuera de un odioso verano.

Incansable como amante, sus caricias duraron toda la noche y continuaron al amanecer.

Como un sofisticado veneno su perfume había mutado en el transcurso de la noche. El abrazo a la mañana era aún más tóxico. Eran de esos momentos donde yo me dejaba querer perversamente por ella. Digo perversamente porque me sabía vulnerable por estar todavía dormido y mi Ciudad aplicó toda su fuerza en las sogas con las que sometía mis sentimientos.

Una sinfonía de instantes eternos cada vez que inspiraba. Sostenía el aire en mi pecho como adicto que de su dosis pretende escurrir una gota más.

La hora llega y la fachada cae. Es hora de vestirnos y seguir cada uno con sus vidas.

De mal gusto fueron mis estornudos que derrocaban todo el idilio.

Ya vestido caminando hacia el trabajo, el indiferente esta vez fui yo. Reconocí en la esquina de una parrilla, el lamparón seco de una jugosa bolsa de basura. Un estiletazo pútrido que no llegué a tomar como un desprecio.

Porque al dar la vuelta en Pellegrini, un obelisco erguido entre mis colegas hormigas que trotan el cuerpo histórico de mi amante, enrulaba un poco el beso del hasta luego. Beso que era un fresco vientito del sur, con algo del río, con algo de amor, de amor de esos que no se pueden confesar muy seguido los que como yo, se tropiezan con su propia porteñez.

miércoles, 9 de diciembre de 2009

Composición. Tema: La Oreiro

Uno de los procesos más maravillosos por los que pasamos en nuestra vida es la lactancia.

Corriendo un altísimo riesgo de sonar como Pancho Ibañez o Natalia Oreiro, lo que me pica en la cabeza no exactamente destacar las bondades de la leche.

Pero si de asombrarme estúpidamente con todo aquello tan, se me ocurre surrealista, aunque no se si es la palabra, del proceso por el cual somos organismos altamente complejos que han sido capaces de endiosar una sustancia y conferirle múltiples valores, significados, connotaciones, en todas las culturas, rincones, almacenes, quinchos… Estoy desvariando…

El tema es simple (no hace falta contar que recurro a estas palabras cuando sufro de un aburrimiento de la gravedad de Sandro) si se ponen a pensar… el hecho de que nos prendan a una teta ni bien nacemos y de ahí chupamos leche, como único alimento… es por lo menos de ciencia ficción, y si de algo se en la vida es de ciencia ficción.

Cualquier hijo de remil puta, más aburrido que yo que se digne a contestarme me dira:
“Bueno la lactancia es un proceso, que entre otros factores ocurre o deviene como una de las características de la raza humana, de su condición de mamíferos. El mamífero se desarrolla enteramente dentro del útero de la madre. El pecho resulta la perfecta transición entre el paso de nutrientes vía umbilical, a la vía oral…”

CASHATE LA RECALCADA CONCHA DE TU MADRE.

Esa sería mi respuesta a alguien (que en este caso soy yo…) si me contestara algo de esa naturaleza.

Por supuesto que no ignoro los vericuetos racionales y psientíficos… (vericueto tenía ganas de escribirla y la otra palabra la inventé)

El tema es que aún mucho después de poder desarrollarnos a un nivel donde no necesitaríamos nunca más tomar leche, seguimos haciéndolo. Pero antes de volver a autoputearme por mis argumentos comedidos y justificadísimos, ese no sigue siendo el tema.

La leche es un alimento fantástico. No por sus nutrientes, valores proteícos, etc. Es esa sustancia blanquecina, radiante cuando fresca… Pero que representa fundamentalmente esa irresistible tentación de vivir aferrado a un otro.

Si… Eso es… La leche es la representación sustancial del sueño que llevamos dentro todos de ordeñar la vida. De mantenerse como novillo, como bebé, como ente indefenso que solo puede sobrevivir colgado de glándulas mamarias externas a nuestro cuerpo, aunque no siempre ajenas.

Pero esa indefensión no es permanente, llega un momento donde el tiempo, macabro como siempre nos entrega dientes (irónicamente desarrollados por el aporte de calcio de esa leche exprimida tiernamente) esos dientes lastiman y revelan que poco queda de inocente ante la mirada de nuestra teta proveedora (si, creo firmemente que los pechos de las mujeres tienen ojos). Esa teta nos mira con bronca y dolor por la mordida. Con su piel como el magma, con sus nervios eléctricos de irritación. La teta sabe, tu madre también, pero niega… es su primera de muchas negaciones que le serán hijas del hijo.

Luego de los dientes, la motricidad mejorada que nos da ese reflejo de agarrar el seno y escurrirlo, como si no tratárase de tejido vivo. Más bien de una bolsa de agua, de esas raciones de emergencias que ya vacía, luego de 7 días de desierto apretamos con la angustia de perder la vida tan horriblemente.

Esa es la otra señal de que lo nuestro ya no es una cuestión de nutrición.
Es el instinto del hombre uno un poco menos básico que el de alimentarse. Es el que nos compele al ansia de vivir de otro. De aprovechar esas situaciones donde los recursos llegan imparablemente, sin que eso signifique que tengamos que trabajar demasiado (o siquiera trabajar) para conseguirlos.

Esos momentos donde un ingenuo, recién nacido empresario, nos abre la camisola de su número de cuenta y nos muestra su frondoso pecho bancario.

Y nos aferramos y tomamos, chupamos, mordemos y ordeñamos todo lo que podemos.
Inevitablemente llegará ese día en el que la teta chilla. La madre mira y realiza que ya es tiempo de que mastiquemos nuestra comida.

El tracto digestivo sacude al ritmo que nos hace transpirar. La rueda se pone en marcha.

Pero en el alma, siempre niña eterna, nada nos roba ese gusto por ordeñar.




(Neutral Milk Hotel: In The Aeroplane Over the Sea)

PD: iba a ir por el lado de que ordeñamos vacas y ordeñamos situaciones y nos aprovechamos de la gente que da esperando que se le de algo a cambio y de cuanto se parece todo eso al amor no? Nah… pero hubiera engañado a un par de tontuelos. También por ahí me falto poner algo de que la vía láctea por algo es láctea… eh? No? Es groso… No, no realmente. Creo que asi esta bien.

lunes, 2 de marzo de 2009

"Ahá"

Carburando
Me desperté pensando en la necesidad de un motor.
Creo que todo el concepto de “motor” es algo que cualquiera encuentra difícil de abrazar enteramente.

Casi todos los que estamos vivos ahora (y no se bien porque digo “casi” todos y no todos) nacimos en un mundo lleno de motores.

Básicamente un motor es algo que imprime movimiento, que da fuerza, que entrega energía a un X que por sí mismo no la tiene, o no le alcanza para realizar la tarea que se propone… Consulté la madre patria, en uno de los pocos casos donde considero que consultarle a una madre es útil. Según la RAE, hay un montón de definiciones y usos de esa palabra, algunas muy lindas… Como en Puerto Rico, donde motor y moto son lo mismo.

Me parece hermoso que en Puerto Rico, motor y moto sean algo así como un caprichoso sinónimo. Que propulsión y movimiento, medio de transporte y medio energético se fusionen, es un uso del lenguaje extraordinario, sobre todo teniendo en cuenta que el único aporte de esta pequeña nación al mundo es Ricky Martin (Un aporte tan despreciable y poco útil como un aporte jubilatorio en este país. Pero reconozcamos que a este muchacho lo conocen de acá a Tegucigalpa… Ok no es muy lejos del marco de referencia… A ver… en realidá como de acá a Bengala… ahí si es lejos)

Arranquemos de nuevo

Quizás sea todo el problema hoy, y seguro será otro día.
Pensar que hasta hace poco (digamos que 200 años en la historia del hombre, son lo que dura una vereda limpia en el Once) la gente poco sabía de motores.

A ver, para decir la posta, la idea de no tener que mover el culo por nosotros mismos viene desde hace mucho, pero mucho.
Los sumerios, los babilonios, los griegos, los egipcios, etc. habían desarrollado sistemas hidráulicos para poder solventar algunas tareas que de otra forma hubieran tendido que sudar la gota gorda para realizar.

Te digo más, en la época en la que Egipto estaba de moda Grecia (de moda moda, en realidad no, pasó Alejandro Magno, y a pura falange les explicó a los muchachos quién cortaba el bacalao en el Mediterráneo. Eso si que era poder, más teniendo en cuenta lo jodido que sería encontrar un bacalao en las aguas calentitas de la pelopincho de Europa, o pongámosle para ser más finos, el Mesogeios Thalassa, “Mar en el Medio de la Tierra” así no nos salimos del griego. Aunque es loco, porque en griego el nombre es más o menos lo mismo que en latín, Mar Maedi Terraneum… “Mar en el Medio de la Tierra”, y lo mismo que en árabe, Al-Bahr al-Mutawāsit, “Mar intermedio”… Lo cual demuestra una vez más que la condición más inefable del hombre es: SU FALTA DE IMAGINACIÓN)

Creo que ahí empezamos a entender nuestra enorme necesidad de que alguien o algo haga las cosas por nosotros… Esa es la esencia del concepto de motor.

Desde que el homo es sapiens y no otra cosa… (ahorrándome chistes fáciles) busca incesantemente saciar su necesidad más básica, que es la de saciar todas sus otras necesidades básicas y no básicas sin necesidad de hacer los esfuerzos necesarios para tal fin.

Motorpsico

Ahora pensaba... que irónico, que la búsqueda del motor... es a veces esquiva, caprichosa. dios es el primer motor universal, el primer y más grande invento, la ilusión más primitiva...
La creencia que explica lo que no entendemos, pero fundamentalmente es el padre que no nos parió, al que le pedimos cada vez más sofisticadamente con el correr del tiempo, satisfacción, saciar un hambre innato.
Berreamos pidiendo la teta, pero la mayoría creemos que el Supremo es Hombre... No comments…

Buscamos, seguimos inventando motores, fisicos y psíquicos. En esa búsqueda ridícula, de perro que se caza la cola, de castigo avernario cuya hijaputez sólo se compara con su sentido de la ironía.
Nuestro más grande motor, nos pertenece, por derecho genético y evolutivo. El motor sin el cual no habría otros motores, está abovedado, en la punta de nuestras narices, pero no en esa punta... en la punta de adentro.
No le busques la llave, ni patees a ver si arranca.
Es el motor perfecto, sutil, silencioso. La máquina de movimiento más impecable que hay, una que jamás necesita arrancarse, porque jamás se detiene:
Un cerebro humano. Un curioso artefacto, un sistema poderosísimo que parece en realidad un bollo de pasta pasada y mal cocida, que en su mucosidad sanguinolienta, desagradable a toda nuestra sensorialidad, tiene la sofisticación y el poder de crear al mundo, al más importante de los mundos, al nuestro, en el sentido más cartesiano de la existencia.

Es muy difícil, reconozco, poder entender a este balón encefálico como esa fuerza que me adeudo en muchas oportunidades, es sádico el darse cuenta que vamos por la vida planeando muchas veces... y no en el sentido de hacer un plan, en el sentido de vagar, deslizarse del punto A al B dependiendo solamente de cómo corra el viento.

“Y sin embargo la fuerza esta ahí, contigo, Luke Skywalker…”

Esta hermosa máquina, no tan hermosamente tapizada en mi caso, es la responsable de todo. De mi y del mundo, que se arma en la proyección de una sinapsis tras otra.
Es la misma potencia que hay en cada persona, y es su justificación más grande.
De hecho, si por algo me repugna toda muerte humana, es por la preservación de este enorme capital de proceso, que mas allá de mi léxico, tontamente muchos comparan con una computadora.
Odio eso, "Imagínate a tu cerebro como a una supercomputadora"... NOooooo! no, es más bien lo contrario.
Una computadora puede dividir por 2 cifras, algo que de sólo pensar me angustia más que comer brotes de soja (cosa que a veces hago, porque nada más sano que frotarse bien la contentez estupidizante con una áspera nostalgia)
Pero mi cerebro es capaz de entender una metáfora, de transformar, de copiar y pegar de un contexto a otro… Pídanle a la computadora que le gane a Kasparov al ajedrez y le gana… Ahora no le pidas que entienda un acto de una obra de Sofovich… (suponiendo que en algún futuro la tecnología humana desarrolle una placa de video capaz de soportar tanta teta en un mismo plano)

El cerebro más bien es como una caja llena de moscas que no se mueren nunca.

Las ideas zumban, de un lado al otro. Ese zumbido, ese ruido de hecho se puede escuchar.
Muchos científicos neurofisiólogos han desarrollado máquinas capaces de escuchar y grabar ese ruido, al que describieron también como un zumbido…

Ahora el tema pasaba por interpretar ese “ruido” para que dejara de ser tal y comenzara a ser un sonido individualizado y asignarle una correcta interpretación.
El primer paso para esto, se logró a través de lo que se conoce en ese ambiente (el de la neurofisiología… si, por cierto un mundillo muy reducido lleno de vanidades y pequeñeces espirituales, como todos bah…) como la “respuesta p300”.

P300 es la resultante electrónica de nuestro cerebro cuando decimos: “ahá!”…
En otras palabras… cuando se nos presenta una serie de iguales que es interrumpida por un distinto, nuestro cerebro reacciona en un pico de energía sináptica.
Hay miles de formas de obtener respuestas p300 de nuestro cerebro, son las más comunes, rápidas y veloces.

A partir de ahí y hasta el día de hoy se sigue tirando de la piola, intentando descifrar el zumbar de las moscas presas, en este camino han pasado cosas interesantes, como el experimento Delgado.
Un cientifico español que introdujo electrodos en el cerebro de un toro, con el objetivo de modificar la conducta de este, (el toro)… Ahora a este sr. le pareció una pegada fantástica salir a demostrar su dispositivo, como se demuestran los pingos… En la cancha (aunque este no era un equino, era bovino, y la cancha era la plaza… de toros justamente).
Mientras Delgado mostraba el pabellón rojo, provocando al toro que algo habrá hecho… Un asistente suyo, tenía en mano, un control remoto con el que enviaba señales sin escalas al cerebro de la bestia.
Así, cuando el toro estaba a punto de meterle los cuernos al “bueno” de Delgado (y no porque tuviera affaire alguno con la mujer de éste)… el asistente accionando el botón hacía que el animal detuviera su embestida.

Claro está que en realidad no estaban cambiando la conducta del toro, más bien le producían un dolor tan pero tan tan grande que el animal no podía pensar en otra cosa que no fuera sacarse ese puto aparato del bocho.

Pero bastó para completar lo que entonces fue toda una sensación en la comunidad científica (comunidad que como todas las de la humanidad, no está exenta de padecer un peligroso aburrimiento)

Así fue que llegue a la conclusión de que no se si vale la pena andar buscando tanto motores, cuando no hay mejor motor que el que tiene uno de fábrica.
Quizás un viejo cliché sintetiza mejor todo esto, la típica frase del villano que, disconforme con la mano de obra de sus secuaces, toma al toro (pobre no lo dejan en paz!!!) por las astas y espeta:

“Si quieres que una cosa se haga bien, debes hacerla tu mismo”.

Y mucha razón tiene.

Quizás en el futuro alguien invente un cerebro para remplazar al cerebro, y todo con tal de no pensar… No se si será mejor o peor… en todo caso veremos.

Si hay algo que está demostrado es que el futuro no es a prueba de boludos.

Quiero agradecer dos aportes para ilustrar esta nota, el primero, de John un Odontólogo de 49 años oriundo de Londres, quién nos envió este .jpeg con sus impresiones respecto de esta entrada en el blog:


Y de Anselmo Zacarias de 3 añitos, quién está empezando el jardín este año y desde Durazno, Uruguay, también me mandó su dibujo: